HIPOCRESÍA ADMINISTRATIVA

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El pasado viernes día 13 de Mayo, se publicó en el BOE, la concesión de 22 cruces de la Orden al Mérito del Plan Nacional de Drogodependencias de reconocimiento dirigido a entidades, asociaciones y personas que trabajan con adictos o han realizado tareas en beneficio de este colectivo.
Hasta aquí todo normal y muy contento, ya que al leer la noticia pensé que se la habrían concedido a alguna asociación de autoayuda que trabaja, día a día, con los adictos y sus familiares en el duro y complicado proceso de rehabilitación. Ingenuo de mí…
Mi sorpresa llega y casi aún estoy en estado de shock, cuando leo que uno de esos premios se le ha concedido a la FEBE, sí, a la Federación Española de Bebidas Espirituosas. Esta federación es una entidad que aglutina a 120 empresas que se dedican a la fabricación y distribución de bebidas espirituosas, comúnmente y más conocidas por todos, como bebidas alcohólicas.
El Ministerio de Sanidad justifica este premio diciendo que se le concede por los esfuerzos para evitar el consumo abusivo de alcohol y promover el uso responsable, y sin escrúpulos de ningún tipo vemos, de esta forma, cómo se promociona el consumo de alcohol entre los menores de edad.
¡Menuda decepción!.
Aún no lo entiendo.
Esto me hace seguir pensando que se sigue sin ver los problemas de salud pública que genera la droga del alcohol y que sigue siendo una droga socialmente aceptada sin verse los graves peligros que ocasiona.
Y yo me pregunto: ¿no tendrán más mérito para recibir este premio las asociaciones y personas que de forma voluntaria los 365 días del año están al pie del cañón ayudando a las personas alcohólicas y a sus familiares a salir del infierno que conlleva la enfermedad alcohólica provocada por una droga que se llama alcohol?.
Claro, los ingresos económicos que aportan la venta de alcohol por parte de las empresas productoras de bebidas alcohólicas, así como los impuestos que aportan al Estado, no los aporta ningún grupo de terapia de alcohólicos/as en rehabilitación.
Sí quiero hacer una reflexión en voz alta: no hay dinero que pague el gozar de una buena salud y, por supuesto, tampoco que pague el poder ayudar a las personas con problemas de alcohol a recuperarse. Creo que queda claro que no es lo mismo que enriquecerse con un dinero que proviene de la venta irresponsable de una droga aceptada como es el alcohol y que tantas desgracias y enfermedades provoca, porque todavía existimos personas que estamos más interesadas en la salud y el bienestar que conseguir dinero fácil y rápido con la elaboración o venta de bebidas alcohólicas.
Creo que merecen más este premio las personas que ven a diario las consecuencias del consumo de alcohol que las empresas de bebidas alcohólicas que se están llenando sus bolsillos a través del fomento e incitación del consumo de una droga llamada alcohol, escudándose en el uso moderado y responsable.

Luis Miguel Márquez Cayuela
Presidente ALAC

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